Durante los tres días previos a la batalla pactada entre Aetos y yo, me mantuve como un especial invitado en la casa de mi entrañable amigo, lleno de comodidades, sin embargo, lejos de hacerme sentir muy cómodo, me parecían totalmente innecesarias, especialmente la cama, demasiada comodidad para mi gusto.
Leave a CommentCrónicas del Inmortal Posts
Al finalizar de degustar tan suculento banquete con el que Aetos y su esposa Hannify me honraron, él me pidió que diéramos un pequeño paseo por sus jardines. Aetos seguía muy interesado en mi historia, pero más aún, por lo que sea que yo fuese.
Leave a CommentEl capitán entró a la base en su carro, tirado por dos hermosos caballos, saltaba a la vista que este hombre era de sangre noble. Escoltado por veinte soldados hábiles en batalla, con una llamativa armadura hecha de cueros gruesos y algunos refuerzos de bronce. Un poco mayor que yo, excesivamente disciplinado. Un hombre muy diplomático, algo que en su momento resulta bastante útil, especialmente, cuando estás a cargo de tantos soldados.
Leave a CommentRecuerdo que yo me comportaba como los leopardos, caminaba en cuatro patas, jugaba con ellos de una manera muy natural. Era extraño, me sentía muy cómodo, y aunque no podíamos comunicarnos con palabras, estoy seguro que mi manada y yo, nos entendíamos a la perfección. Una mordida, un roce, o un rasguño de vez en cuando, no afectó mi amistad con aquellos, más bien la fortaleció en niveles que van más allá de la mente. ¿Cómo explicar que me sentía en familia?
Leave a CommentDe inmediato fuimos sacados de la celda, con rumbo a un castigo peor de lo que yo ya había sufrido, aunque, más que un castigo, se trataba de una segura ejecución. Más que sentirme atemorizado, yo esperaba que esta vez sí pudieran matarme, pero a estas alturas estaba muy dudoso de que pudiesen encontrar una manera de hacerlo. Hasta ese momento, yo aún no me reconocía como un inmortal, solamente seguía pensando en mí como alguien muy fuerte al que le estaban pasando cosas raras, físicamente hablando.
Leave a CommentLuego de aquel trágico y doloroso suceso, en que mis nueve amadas almas trascendieron, dejando atrás sus cuerpos, fui llevado por varios soldados del ejército de Filométor, soldados enviados a investigar la desaparición del Sunnu, el cual asesiné por venganza junto con muchos otros más.
Leave a CommentEn la segunda mitad del mes de enero del año actual (2020 calendario Gregoriano), decidí ir de cacería, como es habitual en mí. Alisté las pocas cosas que tengo conmigo en estos viajes y me adentré en la selva por al menos ocho semanas –no tengo prisa- Pasaron unas seis semanas cuando comencé a notar diferencias muy extrañas en la selva, digo, la selva cambia constantemente, pero, esto fue tajante, rápido, definitivo… me llevó a la sorpresa.
Leave a Comment¿A quién corresponde la venganza? ¿Quién tiene la solvencia de tomarla, de hacerla suya? ¿Se trata de solvencia, o en realidad, se trata de poder? ¿o la impotencia de hacer algo al respecto no? Claro que me habéis juzgado por un par de cosas que os he contado, ¿Qué tal si supieseis más? Seguro contaré muchas más historias, muchas más de esas veces en las que me bañé con la sangre de los que no tuvieron misericordia del débil.
Leave a CommentY aunque lo anterior tenga tonos de terror, y he de decir que en algún momento también lo tuvo para mí, después de mucho tiempo, comprendí que esas características, son parte de mi instinto, no puede detenerse. ¡Claro que me convierte en un animal!, soy un animal por instinto, un cazador por deleite y un depredador por naturaleza.
1 CommentEstaba seguro de una cosa, odiaba el olor de las personas, no soportaba el olor de ninguno de ellos, aún estuviesen limpios, siguen esparciendo feromonas y el propio olor de sus carnes, sus entrañas sumado a otras formas en que percibo el mundo…es simplemente asqueroso, y aunque adaptado a todas estas percepciones, lo digo en tiempo presente, ¡es asqueroso!
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