El capitán entró a la base en su carro, tirado por dos hermosos caballos, saltaba a la vista que este hombre era de sangre noble. Escoltado por veinte soldados hábiles en batalla, con una llamativa armadura hecha de cueros gruesos y algunos refuerzos de bronce. Un poco mayor que yo, excesivamente disciplinado. Un hombre muy diplomático, algo que en su momento resulta bastante útil, especialmente, cuando estás a cargo de tantos soldados.
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Recuerdo que yo me comportaba como los leopardos, caminaba en cuatro patas, jugaba con ellos de una manera muy natural. Era extraño, me sentía muy cómodo, y aunque no podíamos comunicarnos con palabras, estoy seguro que mi manada y yo, nos entendíamos a la perfección. Una mordida, un roce, o un rasguño de vez en cuando, no afectó mi amistad con aquellos, más bien la fortaleció en niveles que van más allá de la mente. ¿Cómo explicar que me sentía en familia?
Leave a CommentDe inmediato fuimos sacados de la celda, con rumbo a un castigo peor de lo que yo ya había sufrido, aunque, más que un castigo, se trataba de una segura ejecución. Más que sentirme atemorizado, yo esperaba que esta vez sí pudieran matarme, pero a estas alturas estaba muy dudoso de que pudiesen encontrar una manera de hacerlo. Hasta ese momento, yo aún no me reconocía como un inmortal, solamente seguía pensando en mí como alguien muy fuerte al que le estaban pasando cosas raras, físicamente hablando.
Leave a CommentY aunque lo anterior tenga tonos de terror, y he de decir que en algún momento también lo tuvo para mí, después de mucho tiempo, comprendí que esas características, son parte de mi instinto, no puede detenerse. ¡Claro que me convierte en un animal!, soy un animal por instinto, un cazador por deleite y un depredador por naturaleza.
1 CommentEstaba seguro de una cosa, odiaba el olor de las personas, no soportaba el olor de ninguno de ellos, aún estuviesen limpios, siguen esparciendo feromonas y el propio olor de sus carnes, sus entrañas sumado a otras formas en que percibo el mundo…es simplemente asqueroso, y aunque adaptado a todas estas percepciones, lo digo en tiempo presente, ¡es asqueroso!
Leave a Comment¡Cierto! Algunas personas quemadas, un nomos por completo arrasado, soldados asesinados y decapitados y un Sunnu con la misma suerte ¿Qué habrá pasado por sus mentes al ver tal desastre? Yo no era un militar, es decir, para aquel entonces jamás había tomado parte en un ejército, pero aún sin esa nada gloriosa ni presumible experiencia, yo hubiese pensado de inmediato en una amenaza para toda la región, una amenaza de índole militar, una invasión seguramente.
Leave a CommentTenía mucho dolor, obviamente y sentí miedo, ciertamente lo sentí, tuve miedo de morir volviendo de regreso con mis amados, tuve miedo de no volver y despedirme de mi Tuseth antes de su viaje a la otra vida.
Leave a CommentEn las ciudades más importantes había médicos, bueno, eran como médicos brujos en realidad, regidos por el templo, ya les hablé sobre ellos, los Sunnu. Las enfermedades se trataban en primera instancia como una posesión de un ente maligno al mismo tiempo se trataba con hierbas, sales y entrañas de animales, algunas de estas técnicas funcionaban, yo sabía eso y poco antes del fallecimiento de todos mis amados viajé a la ciudad de Pelúsio buscando ayuda, me dirigí directo al templo a exponer mi caso.
Leave a CommentComo lo he escrito antes, una de las cosas más temidas para nosotros y mi pueblo, en aquellos lejanos años, eran las enfermedades…¡La fiebre! Tener una fiebre te ponía al borde de la muerte, pero ¿por qué?
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