Skip to content

En Memoria de mis Nueve Almas – De mi Origen (Cuarta Parte)

Para mis nueve amados

Pasaron casi dos años hasta que Tuseth me dio mi primer hijo y considerando las costumbres, eso fue demasiado tiempo, tanto que ya sospechábamos que probablemente ella era estéril, por supuesto eso la hacía tener mucha vergüenza y siendo honesto, con todas mis rarezas físicas, lo más probable es que hubiese algo malo en mí, pero en ese tiempo, la esterilidad era cosa de mujeres.

Pasó un año y diez meses hasta que Tuseth no tuvo más menstruación, ella estaba por fin embarazada. Ambos vimos con alegría como su vientre crecía mes a mes. Dio a luz sin complicaciones a un hermoso varón y a los veinte años de edad, yo me había convertido en padre. Le di a mi primer hijo el nombre de mi padre, le di mi nombre, ¡mi primogénito Azza! 

Dieciséis meses después, nació mi segundo hijo a quien nombré Bomanid quien fue la razón que me llevó a mi segunda esposa. Tuseth sufrió mucho el embarazo de Bomanid, la partera dijo que ella estuvo cerca de morir dando a luz, perdió mucha sangre. Yo lo atribuí siempre a la hiperactividad de Tuseth, no podía detenerse ni un minuto ¡quería trabajar la tierra conmigo estando embarazada! …era única, simplemente única.

Para mi amada Heketh

La alianza con el hermano de mi padre había rendido frutos, nuestras tierras y posesiones habían crecido sustancialmente y con solamente dos hijos, éramos una familia muy pequeña, yo no quería que mi amada Tuseth sufriera el riesgo de otro embarazo, yo la amaba demasiado como para pensar en siquiera en la remota posibilidad de perderla.

Dado que mi posición social lo permitía, decidí tener otra esposa, créeme, lo consulté con mi amada y ella estuvo de acuerdo con la única condición que mi favor, que mi predilección fuese para ella y nuestros primeros dos hijos. Recuerdo muy bien haberle dado mi palabra que así sería. ¡Oh si! No hay nada más valioso y de peso para mí que mi palabra.

Para ese momento, la abundancia de mis tierras había traído otras familias y aunque yo no era el regente, tenía los recursos y el poder suficiente para pedir la mano de otra dama y por supuesto, de las familias que se habían asentado en nuestras tierras. Cualquiera de ellas habría estado gustosa de formar alianzas conmigo y todo sin mencionar mi fama como ¡gran cazador!, no faltó el insulso que decía que Junum (era un dios creador egipcio) me había dado especiales dones.

No…nunca fui venerado, pero si llevaba conmigo cierta fama, si mi memoria no falla. Fue después de mi primer hijo que me volví más consciente de las diferencias en mi cuerpo, digo, quería presumir todas mis habilidades a mi pequeño y esa actitud se convirtió en un catalizador del desarrollo de mis habilidades. Recuerdo muy bien el cómo desde ese entonces tuve un muy definido aumento de mi capacidad para percibir olores y la sangre, especialmente, era como un golpe en mi nariz, habilidad que conservo hasta el día de hoy. Esta habilidad era fabulosa cuando de cazar se trataba, sabía desde considerables distancias si había logrado herir a mi presa y rastrearla con facilidad.

Comencé a percibir otro tipo de sensaciones, de esto hablaré en otro capítulo. Considero que un escrito separado será necesario para contarles como pude comenzar a oler algunos sentimientos ¡y como se siente eso!, literalmente…será otro capítulo. ¡Pero estaba hablando de mi segunda esposa! Les dije que soy muy despistado…ahora vuelvo al hilo de la historia.

No me dejé llevar por su belleza, aunque Heketh sobresalía entre sus hermanas sin dudas, ella pertenecía a una de estas nuevas familias asentadas y bien recibidas en mis tierras; lo virtuoso de su temperamento era tan conocido como su belleza. Fue la elegía de Tuseth y yo, por lo que pronto traté directamente con su padre a quien pedí la mano de esta hermosa dama dos años menor que Tuseth. Este hombre dijo sentirse honrado con la propuesta que venía de la mano con el acceso a buenos convenios, que incluían mis recursos por supuesto y hasta donde supe, Heketh tampoco tuvo objeción.

Mi historia con Heketh es un tanto diferente a la anterior historia con Tuseth porque, aunque la amé con grande amor, jamás fue igualado a mi sentir por esa dama que me enamoró con sus ojos. Heketh me dio cinco hijos, dos bellísimas hijas y tres fuertes varones. Khosei, fue el nombre de mi última hija, mi pequeña, jamás cumplió su primer año de vida.

Habrían sido…

La relación entre mis dos esposas siempre marchó bien, lo único que recuerdo como negativo, es la tristeza que mi Tuseth tenía en ocasiones por no haberme dado más hijos, siempre la consolé con mucho amor. Siempre fue mi predilecta, así como lo fue mi primer hijo, digo, no fue difícil cumplir mi promesa a Tuseth, siempre me fue más fácil amarla y a mi primogénito, bueno, ¡era mi primer hijo! Habría sido un gran cazador, habría sido un gran hombre si tan solo hubiese llegado a la adultez.

Todos mis hijos e hijas habrían sido lo mejor de Egipto. Estarían hoy en algún canto antiguo o estarían talladas en algún gran muro sus memorias…todos ellos, todos mis amados murieron y aunque no haya cantos de ellos y sus proezas, muchos cientos de años después viven en mi memoria y cientos de años después, siguen siendo los dueños de mi corazón.

Mujer Egipcia criando a su hijo
Egyptian fellah woman (1872 painting). Wikimedia.

Vivos en mi alma y mi corazón

¿Cuál es el propósito de mi vida? Pregunté en el prólogo, no mi amigo, no sé cuál es el propósito de mi vida pero, en mis momentos de mayor flaqueza, cuando mis demonios más antiguos atacan, un pensamiento, un sentir me envuelve. Con certeza sé que si en los postreros días se me dijese que el propósito de mi vida fue que mis nueve amados siguieran con vida en mi memoria, en mi corazón yo diría: Valió la pena cada segundo de tormento, valió la pena cada momento de dolor y ¡que se sepa! Que no cambiaría ni un minuto de su amada memoria, por absolutamente nada de lo que este banal mundo pueda ofrecer.

¡Cuánto los recuerdo!

Los cuerpos mortales de mis nueve amados murieron hace tantos siglos, pero aún soy capaz de sentir la dulce piel de mi amada Tuseth. Puedo sentir su hermosa, suave y dorada piel en mis manos, recuerdo con perfección su aroma, siempre olía delicioso para mí, la delgadez de su cintura, lo feliz que me hacía su risa y lo contagiosa que era. Recuerdo con gran claridad la calidez de su amor y el grosor de sus labios. 

Recuerdo a mi pequeño Azza, su valía, lo recuerdo cuando retaba a los toros pensando que era más fuerte que ellos, lo recuerdo escapando de casa para estar entre los ancianos del nomos, tal como yo lo hacía. En aquel tiempo era yo el hombre más poderoso del mundo para él y se sentía protegido al lado mío ¡era invencible a mi lado! Sentía estar con un gigante de aquellos días.

Recuerdo el hermoso cabello de mi Heketh, negro y ondulado con aroma a incienso, le encantaba adornarse para mí y cocinarme de las cosas que más me gustaba comer, me hacía feliz comer de sus manos. Orgullosa de todos nuestros hijos, respetuosa de Tuseth, respetuosa de su varón. Fuiste tan fugaz mi amada…eres inmortal conmigo en mi alma.

Azza y mis otros siete pequeños y mis bellas pequeñitas, los recuerdo muy bien, recuerdo el día en que nacieron, recuerdo la razón, el motivo de cada uno de sus nombres mis amados, lo felices que me hicieron a mí y a sus madres. Recuerdo lo grande que me hicieron sentir con sus pequeñas manos tomando mis dedos, aferrándose a mi fuerza, viviendo seguros, seguros que yo siempre estaría ahí al igual que sus madres, protegiéndolos, luchando por ustedes mis preciosos, ¡Cuánto los extraño!

Mi promesa

Desde la muerte de aquellos mis amados hice la promesa de buscarlos en el paraíso, hice la promesa de morir pronto como cualquier otro y buscarlos, abrazarlos y amarlos como lo hacía aquí en la tierra. Aún no he podido cumplir esa promesa, pero mi palabra se mantiene, mi promesa es inmutable…ansioso espero ese momento, esa maravillosa transición en que volveré a verlos a todos mis amados, mis nueve almas, los que aguardan por mí.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *