Es una de mis pocas teorías, la que considero más probable, de hecho. No lo consideré así durante mucho tiempo, en realidad, fue la ciencia lo que contribuyó un poco a reforzar lo que creo el origen de esta maldición, digo, mi inmortalidad es explicable por la ciencia, es una maldición o el deseo de mi Señor –estoy seguro que no es un embrujo-. Las secuencias repetidas de ADN fueron descubiertas en la década de 1980, en Japón si recuerdo bien, pero fue hasta hace unos 5 años en que pude estudiar a profundidad estos conocimientos, rama de la genética…¡Claro! ¡genética! CRISPR se convirtió en algo muy lógico basado en un suceso, una desgracia ocurrida cuando era yo un joven solamente. Como lo he escrito antes, una de las cosas más temidas para nosotros y mi pueblo, en aquellos lejanos años, eran las enfermedades…¡La fiebre! Tener una fiebre te ponía al borde de la muerte, pero ¿por qué?
Fácilmente lo habrán deducido ya, no existían los medicamentos como los hay ahora, mucho menos una farmacia a la que acudías por algunos antibióticos y sé de lo que hablo…también soy médico (entre muchos otros títulos) y fuera modestias, uno muy bueno debo decir, ¡conozco tan bien el cuerpo mortal humano! De hecho, de mis ultimas “profesiones”, ser médico me gustó mucho – pero nada se comparará a ser un piloto de combate…otra historia- no puedo culparlos, tú ya naciste en este tiempo, si tienes una fiebre vas con un médico, él te dirá que tienes una infección y te dará un antibiótico adecuado que te hará sentir mejor desde el siguiente día. ¿Sabes cómo era en mis primeros años?
Teníamos algunas hierbas medianamente efectivas para algunas enfermedades y dolores corporales, eso era todo –también algunos muy poco efectivos brujos-, no existían los antibióticos o jarabes para la tos, una pastilla para los síntomas…en serio, los humanos en ese entonces y muchos años posteriores, debieron ser muy resistentes, cuando lo pienso bien, no sé cómo sobrevivieron, por supuesto, esto es una importante variable de la baja expectativa de vida de aquella era que aun así, es la más hermosa para mí…en fin.
Llegó a nuestras tierras una enfermedad que literalmente diezmó a los habitantes del lugar. En realidad, no sé de qué enfermedad se trataba, aún con mis conocimientos actuales sobre medicina y toda la investigación que he hecho, sin embargo, recuerdo algunos de esos síntomas extraños. ¿Qué clase de enfermedad importante no iniciaría con una fiebre? Esta no fue la excepción y ese era suficiente motivo para tener miedo, suficiente miedo. Recuerdo también que todos culparon a un forastero que estaba de paso, lo culparon pensado que seguramente era él quien acarreaba este mal. El forastero era de la raza aria, que no eran muy comunes, pero tampoco desconocidos para nosotros. Claro que, con las primeras injurias, el forastero se largó del lugar y jamás se le volvería a ver.
Fiebre, seguido de alucinaciones que claro, tienen sentido dada la alta temperatura corporal y recuerdo bien que tras uno o dos días de sufrimiento la fiebre hacía algo más que ceder, la temperatura del cuerpo comenzaba a bajar drásticamente y era ahí cuando lo más intrigante iniciaba, las personas infectadas se volvían de pronto muy agresivas con muy cortos momentos de lucidez donde preguntaban ¿Qué es lo que me sucede?, insultaban y blasfemaban postrados en cama, no era una agresividad peligrosa, pues seguían muy débiles, más si perturbadora…para este comportamiento no he encontrado una teoría definitiva, solamente algunas hipótesis de lo que pudo haber pasado.
A estas alturas, todos en alRafah estaban infectados…excepto yo, yo que en ese momento a mis 28 años me encontraba en la recta final de mi vida, con dos esposas y siete hijos –hablaré sobre mi familia, os lo prometo- ¡todos estaban infectados! Unos más avanzados que otros, pero yo, yo tenía más fuerza, más energía y todo lo atribuía a mi desesperación por cuidar de todos y encontrar ayuda.
Verán, en toda esta historia falta mucho contexto, es decir, nunca fui del todo “normal”, recuerdo bien que siempre hubo diferencias físicas muy definidas en mí, cosas como mi fuerza, era extremadamente fuerte –en esos tiempos podías ser una celebridad por eso- tenía mucha habilidad para cazar de noche…pasa que cuando naces con algo será difícil vivir como si no lo tuvieras, lo que intento decir es que pensaba que simplemente podía ver un poco mejor que el resto y sí, pero no conocía realmente el alcance, el poder de mi vista por las noches.
Tengo un muy desarrollado sentido del olfato y siempre lo tuve, desde mis primeras memorias. Cualquiera podría pensar que con el paso de tanto tiempo, mi memoria olfativa tendría un gran repertorio para saber de qué se trata cada aroma, sin embargo, hablo de sensibilidad como tal, puedo reconocer el aroma de las personas que conozco en lugares abiertos sin haberlos visto, créanme, a pesar de ser una habilidad, hay muchas ocasiones en las que no me lo parece, entre multitudes especialmente. Pocos saben lo que las personas muy bien arregladas y perfumadas esconden, prefiero encontrarle el lado cómico. Mi olfato merece un post, otra historia, muchas historias más gracias a mi olfato y en serio ¡no es gracioso!
Bien, un hombre muy fuerte, con una visión más que excelente y el sentido del olfato de un lobo; muy lejos de ser un súper humano como los que se pintan hoy en las historietas, en ese entonces solamente me volvía un buen cazador y la adoración de mis esposas, quienes, por cierto, debían tener especial cuidado con su aseo personal dada la sensibilidad de mis fosas nasales, por supuesto, hablo de un escenario muy relativo a mi época. Pero… ¿y todo esto que tiene que ver con la peste? Hoy puedo responder esa pregunta: ¡Todo y Nada! Lo que es una pseudo filosófica forma de decir que ¡no lo sé! Solamente considero que es probable que existiera en mí una alteración genética de nacimiento que, sumado al resto de esta historia, diera como resultado mi inmortalidad y algunas habilidades más de las que también hablaré.
En esos momentos de incertidumbre, mientras la peste atacaba, mi gran sufrimiento por ver a mi familia enferma, toda mi familia, mis esposas, mis hijos, las otras familias, pensaba: ¿Por qué no he enfermado? ¿Por qué soy el único sano? ¿es posible que mi fuerza no permita que enferme? No lo sabía, y no lo sé aún hoy.
Estoy seguro que tú , quien me lees, has tenido alguna pérdida personal grave, hablo de perder seres amados, esos seres que nadie podría reemplazarlos nunca, sé lo sientes o sentiste, yo lo viví, yo Azza, a mis 28 años de edad, tuve que ver morir horrible y lentamente a mis siete hijos, a mis dos esposas, mi familia fuera de mis tierras, las otras familias y todas las personas en alRafah, poco a poco, luego de las alucinaciones y explosiones de agresividad, los músculos, la piel parecían secarse rápidamente, hasta el punto de verse como cadáveres y ciertamente estaban cerca de serlo, al cabo de una semana, una persona enferma moría con seguridad, en menos de un mes, todas las personas que alguna vez amé, habían muerto de la forma más horrible que hasta el momento había visto.
Nuestro patriarca Al-Khader, y mis padres habían muerto muchos años antes, mi padre murió a manos de ladrones al otro lado del valle de la montaña y aunque encontré una muy deliciosa venganza, poco tiempo después, mi madre murió de fiebre. Lloré y guardé luto por ellos, tuvieron los rituales de sepultura digno de ellos, llevados por barcazas conducidos a la vida eterna, la sepultura acostumbrada y lloré, los extrañé mucho, estuve de duelo por ellos y a pesar de mi dolor, juro ¡Juro! que agradecí a los dioses, que ellos no estuviesen vivos para ver y sufrir en carne propia tal tragedia, pero yo sí estuve ahí y más de dos mil años después, vivo, vivo como un silencioso testigo de mi mayor pérdida, de la más grande tragedia de mi vida.