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Mis Sentidos

He hecho mucho énfasis en mi olfato, bueno, no es para menos, creo que siempre fue el sensor que más trabajo requería para mi estómago, lo he dicho antes, “nadie sabe lo que las personas tan glamorosamente arregladas y perfumadas esconden” y sé, sin dudarlo, que, si pudiesen usar mi sentido del olfato, me sería devuelto en pocos minutos. No podría decir que recuerdo cuanto tiempo me tomó adaptarme a todo lo que podía percibir a través de los aromas, muchos de esos olores no los conocía siquiera.

Estaba seguro de una cosa, odiaba el olor de las personas, no soportaba el olor de ninguno de ellos, aún estuviesen limpios, siguen esparciendo feromonas y el propio olor de sus carnes, sus entrañas sumado a otras formas en que percibo el mundo…es simplemente asqueroso, y aunque adaptado a todas estas percepciones, lo digo en tiempo presente, ¡es asqueroso! ¿Cuánto más lo habrá sido en los primeros años de mi… ¿Cómo decirlo? ¿de mi desarrollo? Recuerdo muy bien que se me dificultaba mucho dormir, la tormenta de sensaciones, no sabía aún como manejarlo.

Olores detestables y olores de locura

Por supuesto no sabía de qué cosa se trataba, pero, el olor de las feromonas masculinas, en la orina que, dicho sea de paso, hasta en épocas muy recientes los humanos comenzaron a usar sanitarios. Antes la orina estaba esparcida por todas partes, ¡hablo literalmente!, las feromonas en el sudor y grasa cutánea, era detestable y en contraposición, en un polo muy opuesto, las feromonas femeninas, el olor de las damas era peligroso (cuando no podía controlarlo). Nunca lo hice pero el deseo era locura, estuve cerca muchas veces de perder el control y atacar a más de muchas damas, pero, nunca lo hice, os doy mi palabra.

¿Cómo podría describir el olor de las feromonas femeninas? En aquellos tiempos cuando no tenía nombre, yo le llamaba en cualquier idioma “el olor de la fertilidad”, no era elegante, pero en la antigüedad, si le hubiese llamado “el olor del sexo” habrían tratado de colgarme, luego quemarme y decapitarme por hereje. Además no tenía idea de que era, en las damas es un aroma dulce muy alterable, cambia con su humor y cambia en ciclos de tiempo muy cortos también, influye la menstruación (lo sé porque puedo olerla desde mediana distancia) y por supuesto en el embarazo.

La percepción de aromas que desarrollé durante años, generó una gran cantidad de memorias que me han resultado muy útiles durante esta tan longeva vida. En algún punto de mi historia comencé a percibir el olor de un humano cuando éste miente, es de ese tipo de olores con características similares al olor del miedo, olores que se perciben no solamente con el olfato, olores que me resulta difícil describir, pues, nunca había tratado de describirlos ¡se sienten hasta en la piel!

El ácido olor de la mentira

El saber cuándo alguien miente gracias a mi olfato, ha resultado ser una de las herramientas más importantes en términos de supervivencia (¡como si necesitara de eso!). Me ha regalado tantas anécdotas de todo tipo, decepciones –en etapas muy tempranas, ya nada me sorprende de ustedes- y situaciones tan graciosas, muchas me causan cierta sonrisa cuando alguno de esos recuerdos cruza mi conciencia y lo traigo a memoria. 

El olor del miedo entra por la nariz y se convierte en una sensación de cuerpo completo, como una emulación del miedo del sujeto. El olor de la mentira tiene un tono ácido en la nariz, es como oler zumo de limón y provoca una especie de destellos rojizos en la vista. La combinación de las dos sensaciones se vuelve repulsiva, ¡duele en el tabique de la nariz! Claro que con tantas experiencias este sentido no me resultaría tan útil ahora, o eso creo, digo, las personas se delatan de maneras tan sencillas, con la expresión corporal basta y como habrá dicho alguno de esos muy sabios humanos…¡la mierda en el agua,  siempre flota!

A pesar de estar tan adaptado a este desarrollado sentido, sigo evitando algunas situaciones como, la aglomeración de personas, me causa mucho problema el uso de sanitarios públicos, coches usados…es curioso que tolere más el olor de los animales, es probable que sea porque ellos no tratan de esconder nada con perfumes, son lo que son simplemente. ¡Hablando de animales! Radico ahora en una zona tropical, y muy a menudo me doy el lujo de internarme en zonas selváticas y cazar, cazar como lo que soy… ¿un inmortal?

Un perfecto animal

¡Un inmortal, claro! Eso es lo que soy, en eso me convertí, un inmortal con tantas diferencias del resto de humanos, exceptuando la parte obvia de la inmortalidad por supuesto, pero, el olfato no es el único sentido con el que he tenido que lidiar y extenderé la descripción de cada uno de ellos por supuesto, solamente quise hacer este paréntesis porque, por mucho tiempo me pregunté a mi mismo, y a algunos sabios de quienes hablaré en otra ocasión, ¿Qué es lo que soy, quien soy yo?, supongo que estos dones malditos deberían tener una explicación ¿o no?, mi conclusión al final de muchos años fue que, soy un animal que parece humano.

¿Qué es lo que soy sino un animal? No te quedarán dudas de que lo soy mientras mis memorias escritas avancen, no solamente por mis costumbres y algunos hábitos –es una manera graciosa de decirlo- más que eso, las atrocidades que he hecho, esos fantasmas que me siguen, los gigantes decapitados por mi mano, el canibalismo que alguna vez practiqué por necesidad, no podría ser otra cosa sino un animal, uno muy salvaje.

Mi instinto es un sentido también con alto grado de desarrollo, uso la palabra “desarrollo” si parto de una concepción básica humana, sin embargo, por el contrario de ser un instinto evolucionado, considero que se trata de un sentido muy primitivo. Basta poco para darse cuenta y sin haber hablado de otros sentidos y habilidades, veamos, como un recuento breve… puedo oler perfectamente el miedo de los humanos, gusto de la carne de cerdo cruda, también comía carne humana que por cierto, sabe muy parecido al cerdo, adoro cazar sin armas e internarme por largas temporadas en las selvas tropicales y en ocasiones, bosques fríos, puedo identificar el género de una persona por el olor de su orina y detesto la orina masculina.

En cuanto a las damas, adoro su olor en sus días más fértiles, puedo a una considerable distancia, saber si ella menstrúa, y aunque no sea visible, también percibo el embarazo como un olor. Me es extremadamente sencillo saber si tiene una vida sexual activa, puedo saber también si es virgen o no con un muy sutil aroma. Debo concentrarme un poco para esto, pero puedo saberlo y aunque hace unos mil quinientos años conocí por primera vez a una dama pelirroja muy al noroeste de lo que en ese tiempo era el río Bonsa y desde entonces muero por la belleza de estas damas resultado de un pequeño error genético…todo se resume en que amo el dulce olor de las damas (principalmente de las pelirrojas con pecas).

Volga near Ulyanovsk wikimedia commons. Nota del editor: El río Bonsa antes mencionado por el inmortal se refiere al río Volga ubicado en Rusia.

A pesar de estar divagando un poco, ya entiendes mi punto, soy un animal, un depredador peligroso y no intento decir que se deba temerme, no, yo estoy muy en control de todos mis sentidos desde hace muchísimo tiempo y aunque no se justificaría bajo ninguna ley, ninguna de las atrocidades que he cometido, todas ellas fueron porque mi instinto dictaba una venganza que para él estaba muy bien justificada…no me arrepiento de la mayoría de veces que no solo asesiné, sino también comí la carne y el corazón de mis enemigos.

La carne humana es más sabrosa cuando se desprende de un cuerpo que aún tiene vida y que grita agonizante con mucho terror, con un indescriptible miedo, consiente, sabiendo el porqué será devorado por un animal que parece humano, o un humano que se conduce como un animal… ¡Quién sabe lo que pensarían esos cobardes al verme convertido en esa bestia! Seguro se arrepintieron y consiguieron su absolución antes de morir en mis fauces.

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