Durante los tres días previos a la batalla pactada entre Aetos y yo, me mantuve como un especial invitado en la casa de mi entrañable amigo, lleno de comodidades, sin embargo, lejos de hacerme sentir muy cómodo, me parecían totalmente innecesarias, especialmente la cama, demasiada comodidad para mi gusto.
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Y aunque lo anterior tenga tonos de terror, y he de decir que en algún momento también lo tuvo para mí, después de mucho tiempo, comprendí que esas características, son parte de mi instinto, no puede detenerse. ¡Claro que me convierte en un animal!, soy un animal por instinto, un cazador por deleite y un depredador por naturaleza.
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